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Foto del escritorValeria Tannos

“Carcoma” o el terror de lo real (Layla Martínez)

Hace un par de meses, mientras me encontraba en una librería buscando algo interesante, me encontré con un libro que llamó mi atención. Se trataba de la novela “Carcoma” de Layla Martínez. Una corta historia de “terror”, aunque es debatible si esta novela encaja dentro de este género, publicado hace 3 años.

 

Debo admitir que no soy una persona de novelas, mucho menos si el subgénero es el terror, sin embargo, lo leí y, para mi sorpresa, me encontré con una historia que, me parece, escapa los límites de lo que estamos acostumbrados a relacionar con el terror.

 

Esto no significa que no haya sustos en esta historia, porque los hay. La prosa de Layla Martínez, vertiginosa y agresiva, genera en el lector una constante sensación de misterio que va creciendo, valga la redundancia, como una carcoma en la imaginación del que lo está leyendo.

 

El terror no lo representan monstruos como los que solemos ver en películas y que suelen simbolizar “el mal”, en esta historia los monstruos son humanos de carne y hueso que han hecho monstruosidades y los fantasmas son, literalmente, recuerdos del pasado que vienen para atormentar a las protagonistas.

 

La historia empieza en un pueblito de España, donde existe una casa que parece tener vida propia. Las paredes se encogen y las ventanas se azotan amenazantes sobre quienes viven en la casa. Del interior de la vivienda resuenan los gritos y los lamentos de vidas pasadas. En esa casita viven una abuela y su nieta. Una inverosímil pareja unida por dolorosas circunstancias que han aprendido a convivir con las sombras que habitan en los rincones.

 

La casa donde abuela y nieta viven se construyó con dinero que el bisabuelo obtuvo prostituyendo mujeres. Es decir, la casa es literal y figurativamente un monumento al abuso en contra de las mujeres.

 

Cuando quienes hemos tenido la suerte de contar con una casa y una familia que nos ama pensamos en el hogar y nos vienen a la mente palabras como “protección”, “cobijo” o “resguardo”, pero ¿En qué piensan las mujeres que no encuentran paz en casa? ¿En sentirse asfixiadas en espacios sofocantes? ¿En ser prisioneras al amparo de hombres violentos?

 

Esta novela, tan llena de inteligentes metáforas, ha sido todo un sube y baja emocional que, sin embargo, no se limita a los temas de género. En la historia, que a veces es narrada por la abuela y a veces por la nieta, también se habla, aunque sin mencionarla directamente, de la Guerra Civil española, sobre todo de las consecuencias que esta tuvo para la gente.

 

Me gustaría poder hablar con más detalle sobre la historia para indagar un poco mejor en los temas, pero tendría que espoilear su lectura para otras personas, así que trataré de hablar de esos otros temas sin tocar directamente la historia de Carcoma.

 

La casa, que representa a España, pero fácilmente podría representar a México, no es un objeto inanimado que cobra vida. La vida se la dan las personas que viven allí. Las mismas personas que, en ocasiones, ven a los demás, ya no con desprecio, sino con indiferencia.

 

El horror también es lo desigual que puede llegar a ser una sociedad. No es lo mismo sufrir siendo una mujer pobre que siendo una mujer rica, y Layla Martínez narra esto con una dolorosa y brutal claridad que me idignó al punto de que, aún días después de haber acabado la novela, sigo pensando en los personajes.

 

En lo personal, Carcoma me generó tristeza y enojo, pero también me causó miedo; miedo por las cosas que las personas son capaces de hacer y miedo por la indiferencia con que podemos dar vuelta a la página e insensibilizarnos ante la tragedia ajena.

 

Esta novela me recordó que la violencia de género y el clasismo son el caldo de cultivo ideal para auténticas historias de terror y también me recordó que el dolor, las injusticias y los traumas pueden ser heredados de generación en generación cuando somos lo suficientemente indiferentes.

 

Albert Camus, un novelista francés muy conocido por su obra “el extranjero”, solía decir que quienes tienen la intención de propagar ideas en tiempos modernos deben acercarse a las novelas porque creía que era más sencillo tocar esas fibras sensibles cuando se narran historias de personas de carne y hueso. En mi caso fue así.

 

Así que, querido lector, si disfrutas de las historias de terror como “Eso” de Stephen King o incluso el famoso y perturbador libro “El juego de Gerald” del mismo autor, o  series como “La maldición de Hill House” o simplemente algo de todo lo que he contado te ha generado curiosidad, te recomiendo que leas esta novela y así poder seguir reflexionando sobre estos temas desde perspectivas diferentes.

 


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