top of page
Foto del escritorValeria Tannos

Soy la nieta de la bruja que no pudieron quemar

En las marchas feministas a las que he asistido hay un eslogan que, particularmente, me gusta mucho; “Somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar” y resulta curioso que las cartulinas en las que va escrito se lanzan al fuego que se enciende cuando llegamos al final de la marcha y cantamos las canciones feministas.

 

Yo he utilizado ese eslogan, pero no me había dado la oportunidad de investigar más de lo que hay detrás de esa frase tan poderosa, la manera en la que se utiliza y lo que en realidad significa es algo muy doloroso porque detrás de ella hay miles y miles de asesinatos a mujeres con la excusa de tener un pacto con el diablo.

 

Para mitigar mi ignorancia, empecé a leer un libro que me ha fascinado y me ha llevado a darle más fuerza a esa frase que alguna vez he puesto en mi pancarta en las marchas. El escritor, historiador y periodista británico, Nigel Cawthorne escribió un libro llamado “Brujas. Historia de una persecución” y aparte de la historia que cuenta del tema, lo relaciona, en parte, con el ámbito del género.

 

El libro está lleno de imágenes perturbadoras y de datos escalofriantes. Lo primero que arroja, en términos de datos, es que entre los años 1450 y 1750 se llevaron a cabo las cruzadas, dando paso a las primeras cacerías de brujas en las cuales mataron a 100,000 mujeres en Europa y América por supuestamente practicar magia y adorar al diablo.

 

Pero empecemos por el inicio de toda esta cacería. Me remontaré a contar lo que sucedió en 1692 cuando dos adolescentes, al escuchar las historias de la esclava de un reverendo, entraron en un estado de histeria incontrolable. El llanto imparable y un brote de crisis nerviosa llevó a pensar que habían sido poseídas. Poco tiempo después concluyeron que se trataba de brujería.

 

Viéndolo bajo el lente de la época actual, las adolescentes fueron acusadas por demostrar emociones ante aquellos horribles relatos de tortura. Hoy en día eso suena a una locura, pero en ese momento fue lo que les pareció más coherente y lógico a los sacerdotes y, en general, a la iglesia católica. Todo esto sucedió en la ciudad de Salem, en la histórica región conocida como Nueva Inglaterra (hoy Massachusetts, Estados Unidos)

 

Con el paso del tiempo la iglesia comenzó esta caza en contra de mujeres que tuvieran “síntomas” de hacer pactos diabólicos; estos “síntomas” podían ser, por ejemplo, dedicarse a la botánica, a los campos medicinales y herbolarios o al control de la natalidad. Básicamente, quienes rompían con las normas sociales establecidas para las mujeres. Eso era considerado desobedecer a la religión que dictaba las reglas.

 

También torturaban mujeres cuando éstas expresaban deseo sexual, pues entendían esto como consecuencia de haber hecho un pacto diabólico, incluso se les acusaba de tener relaciones sexuales con el diablo. Las mujeres no tenían derecho a sentir placer carnal. Estas ideologías se remontan a siglos atrás, aunque hoy en día todavía muchas personas ven como algo malo el deseo sexual de las mujeres.

 

A pesar de que se excusaban diciendo que dichas mujeres pasaban por un proceso de enjuiciamiento, la verdad es que muy pocas de ellas eran llevadas a juicio, la mayoría de esas mujeres eran directamente llevadas a la horca, al ahogamiento y, finalmente para aquellas que tenían “poderes” más fuertes que otras, las quemaban, ya que era la única manera de romper con todo pacto que tuvieran con fuerzas del mal.

 

Todo esto parece sacado de un libro de ciencia ficción, pero la verdad, queridas lectoras y lectores, es que esto sucedió. Las cacerías de brujas fueron reales y las mujeres fueron condenadas solo por actuar de manera poco convencional, por dedicarse a la medicina o por querer controlar su propia natalidad. Hoy en día la imagen de una “bruja” es sinónimo de resiliencia.

 

¿Todo esto se traduce a un control hacia las mujeres? No quiero profundizar más respecto a este tema, pues solo quería dar un poco de contexto del nacimiento del eslogan y la carga que tiene para las mujeres que buscamos resistencia hoy en día y que queremos quitarnos todas esas barreras y estereotipos que desde tiempo atrás nos han impuesto.

 

Personalmente quiero creer que sí soy la nieta de una bruja a la que no pudieron quemar y que también soy sinónimo de lucha y valentía. Se lo debo a todas las mujeres que pelearon y sobrevivieron y también a aquellas con las que la historia fue tan injusta y a quienes torturaron hasta llevarlas a la muerte.

 

Gracias a esas “brujas” hoy tenemos acceso a poder estudiar medicina, a poder llevar nuestro propio control sobre nuestra reproducción y tenemos derecho también a enjuiciar y ser juzgadas de la misma manera que un hombre. La historia no ha sido justa con nosotras, ni siquiera en cómo ha sido contada.

 

A lo largo de mi vida he sido insultada con la palabra “bruja”, pero antes de verlo como un verdadero insulto sabiendo, hoy en día, la carga que eso conlleva me hace sentir muy orgullosa y a las mujeres con las que me he topado les pasa lo mismo. En cada marcha, cada canto y  cada protesta veo a mujeres orgullosas de portar esa misma pancarta y, sin lugar a duda, la historia y nuestras antepasadas caen en nuestros hombros y en nuestra resistencia.



 

0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Komentáře


bottom of page